viernes, 17 de diciembre de 2010

Bored to Death

Así es queridos amigos, ahora no sólo me dedicaré a escribir cosas personales, sino que experimentaré un poco en crear un blog-revista, cuyo contenido cuidaré. Bienvenidos.


BORED TO DEATH


Es una seria creada por Jonathan Ames y producida por HBO (sí los mismos que hacían Los Sopranos) acerca de un escritor frustrado ( me suena...) que ha falta de éxito en su labor de escritor decide anunciarse en Craig's List como Detective Privado...sin licencia, que se dedica a resolver los casos más bizarros que haya visto en TV.


Junto a Jonathan Ames (Jason Schwartzman), encontramos a Ray Hueston (Zach Galifianakis < - - gordito de Hangover) un artista gráfico con problemas amorosos y, por último, quien definitivamente tiene una mención honorífica: George Christopher (Ted Danson) un executivo de una revista, cuya afición por la aventura y la marihuana lo convierten en un personaje memorable.


Esta serie sale de lo habitual a lo que estamos acostumbrados, no se trata de otra comedia de situación al estilo Seinfield, ni una cursilería amorosa como Gray's Anatomy o algo parecido, y sí, tal vez no es la serie con más acción , ni produce largas carcajadas, pero su humor es de lo más elegante que hay. Chistes auto-referenciales, humor negro e ironía son la fórmula de Bored to Death. 


Sin duda, una gran recomendación para estas épocas de vacaciones.
La serie la pueden ver por HBO, o en internet hay varios sitios que la muestran gratis en línea. (links al final)


Los dejo con un par de videos sobre la serie y una picante foto. :D














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Links a la serie:


http://www.seriesyonkis.com/serie/bored-to-death/


http://www.fastpasstv.com/tv/bored-to-death/







jueves, 16 de diciembre de 2010

Vida.

PRIMERA PARTE:

Sentado, solo en un rincón de un bar, fumando marihuana y bebiendo cerveza de un tarro. Así lo vi por primera vez. Me le acerqué para pedirle un porro. Al caminar hacia él empecé a percibir la energía sobrenatural que emergía de su persona, hice caso omiso y seguí caminando. Llegué a estar a escasos treinta centímetros de distancia de su rostro, cuando le pregunté: -¿Me das un fume?.

Él volteó con su cara llena de rabia, tal vez pensó que era un policía, o algo así. Me examinó de arriba a abajo durante un instante, y por fin contestó. - Fuma, pero es muy fuerte. ignoré su advertencia y le di una enorme bocanada a la pipa. Comenzamos a platicar primero sobre drogas y los efectos que nos habían provocado. Sinceramente mentí un par de veces porque no soy un entusiasta de las drogas, en lo personal creo que son para maricas. Prefiero mil veces el alcohol, me ayuda a perder el miedo a actuar.

Después de platicar unas horas, lo invité a casa de un amigo ilustrador. Cuando llegamos al lugar los dos estábamos completamente intoxicados, él por la mota, yo hasta la madre de alcohol. Entramos al lugar intentado pasar desapercibidos, pero nuestra torpe manera de caminar nos delataba, aunque, bueno, después de un rato el resto de la gente terminaron igual que nosotros, así que no importó. Platicamos, y platicamos, aparentemente teníamos muchas cosas en común, por ejemplo, nuestros padres habían sido unos hijos de puta, nuestras madres unas santas y nosotros unos cabrones. Hasta ese día no había conocido jamás a una persona tan parecida a mi, era un poco espeluznante. La platica fluyó, hasta que frente a nosotros pasaron un par de hermosas ninfas, los dos las vimos pasar sin pronunciar una sola palabra, cruzamos miradas, y sin necesidad de comunicarnos entre nosotros, fuimos tras ellas.

Les ofrecimos salir al jardín de la casa para fumar un tabaco. Cada quién tomó a su chica por la cintura y nos las llevamos a un lado para intentar follar. Conversé con mi chica un rato, creo que su nombre era Katy, no sé, la verdad no presté atención a lo que decía, todo el tiempo pensaba en tirármela. Como sea, ambos nos veíamos con ojos de lujuria, hasta que un tipo borracho pasó atrás de mi y me empujó, se rompió la tensión sexual. El empujón me tiró a sus brazos y pude sentir sus pechos con mi hombro, la tomé de la cintura y la besé. La excitación era tal que nos escabullimos a una bodega al fondo del jardín. Entramos sigilosamente para investigar si no había nadie ahí dentro, aparentemente estábamos solos. Mientras besaba suavemente su cuello, la conduje a una pared y froté mi falo en su culo. Ella volteó su cuerpo hasta quedar cara a cara, me despojó del cinturón, desabotonó el pantalón y bajó mis boxers; tomó mi sexo entre sus dedos y empezó a masturbarme. Lentamente se puso en cuclillas y me practicó sexo oral. Mi excitación era tal que pensé que iba a correrme enseguida, pero logré controlarme. La dejé seguir durante un tiempo, pero de pronto escuché ruidos del otro lado de la bodega, le pedí que se detuviera y que guardara silencio. Con la agudeza de un gato escuché, y sí, había alguien ahí. Pregunté, temeroso. - ¿hola?... y escuché voces, repetí la pregunta, pero esta vez respondieron. - ¿quién anda ahí?. Rápidamente me subí el pantalón y encendí la luz del recinto, todo para encontrarme con que Ernesto, el hombre que conocí en el bar (creo que olvidé mencionar su nombre) estaba tirado en el suelo, follando con su mujer. Reímos por un rato ante tan ridícula situación, apagamos la luz, de nuevo y follamos de lo lindo.

Después de tan lujuriosa actividad, salimos del lugar juntos los cuatro, fuimos por más cervezas, Ernesto me apartó de las chicas y huimos. No queríamos estar con ellas toda la noche. Así que nos fuimos de la fiesta en mi auto, donde le pregunté: ¿Dónde te dejo?. - ¿Hacia dónde vas?, preguntó. - Voy hacia polanco, ahí vivo. - ¡Ah, que bien! Yo vivo en Anzures, te queda de paso.

Conducimos tranquilamente por la Ciudad de México, la cual por las noches se transforma en una ciudad distinta. Las calles están vacías, pero las avenidas llenas de automóviles, seguramente personas que vienen, o van a una fiesta. Llegamos a su hogar, era una hermosa casa de arquitectura gótica, noté inmediatamente un enorme pentagrama encima del marco de la puerta principal. Intercambiamos teléfonos, y partí a mi apartamento.

Al día siguiente, desperté pensando en su casa, parecía una iglesia de la época medieval, llena de simbolismos, e irradiando magia. Me parecía fascinante, decidí darme una vuelta por ahí, sólo para observar con detalle la construcción. Al llegar me estacioné en la acera de enfrente y bajé de mi carro. Seguro parecía turista, o un idiota viendo la casa, pero no me importó, volví a observar aquél pentagrama, sin notarlo, caí en una especie de hipnosis, no podía dejar de ver aquél símbolo. Mi atracción era irremediable. Volví al mundo real cuando escuché el claxon de un auto, por un instante pensé que estorbaba, así que subí a mi carro. Al mirar en espejo para ver que no le pegara a nada, note una figura que bajaba del carro que me había bocinado. Esperé a que llegara a mi para ver qué quería, cuando me di cuenta que se trataba de Ernesto. Me saludó sorprendido, me preguntó qué hacia ahí. Le confesé que su casa me había causado una gran impresión.

SEGUNDA PARTE...

jueves, 9 de diciembre de 2010

Diario personal.

Veo mierda a mi alrededor, nado entre mierda. Todo es basura. ¿Sabes?... Mucha gente es mierda. Tienen la cabeza vacía. Viven para matar el tiempo y no para crear, aprovechar. ¿Dónde quedaron las aspiraciones, las metas, el futuro? Más importa un dulce coño que una obra de arte.

Yo escapo de ese mundo, me vuelvo arrogante y los rechazo; eso a su vez me convierte en mierda prepotente... Bah...

Hoy decidí que mi vida no sería una simple historia más. Quiero que todos mis actos sean como un escupitajo al papa, quiero trascender...

miércoles, 8 de diciembre de 2010

Sólo es el inicio...es ficción.

     Siempre había querido escribir un libro, desde que tenía 18 años empecé a sentir un cosquilleo en mi interior que me pedía crear mundos aparte, innovar, pero sobre todo, escapar de la realidad que había construido para mi mismo. Sin embargo, nunca logré tal labor de sentarme y escribir. No me era tan fácil como a muchos les es. Y no por falta de imaginación, más bien por una enorme apatía. Cada vez que me sentaba frente a una hoja, o una pantalla en blanco, empezaba a escribir historias de personajes que, a fin de cuentas, eran sólo un reflejo de mi mismo. Escribía historias autobiográficas, no importaba cuál fuera la trama, podía tratarse de algún cliché policiaco y simple el protagonista caería en vicios de personalidad idénticos a los míos. No sé si esto sea normal, tal vez sí. Pero eso no era lo que yo quería hacer, precisamente porque mi intención no era recrear mi mundo, sino, escapar del mismo. Intenté de todo, consumí drogas, me emborraché muchas noches, conocí mujeres y fui a lugares decadentes para intentar obtener un poco de inspiración, pero nada parecía funcionar, siempre el personaje principal hablaba sobre mi.  

Así que me decidí a edificar aquella tarea de la cual no podía escapar: escribir sobre mí mismo. Al principio pensé que sería tarea fácil, que sólo era cuestión de plasmar mis ideas en unas cuantas líneas, pero estaba muy equivocado. Creo que no existe tarea más complicada que narrar sobre uno mismo. Es una de las cosas más dolorosas que he hecho en mi vida. El tener que recordar ciertos momentos de mi vida que creí había enterrado, fue una pesadilla. Pasé días enteros llorando, recordando, viviendo, lamentando…arrepintiéndome… pero eso no es lo importante. Ahora ya nada importa, aquí donde me encuentro el pasado no podría importar menos. Es más, ni siquiera el futuro es importante, pues es algo que sólo es real para unos pocos. En estas cuatro paredes nada tiene relevancia.
Los días pasan, los meses y los años nos dejan atrás, como si nuestra existencia no fuera importante. Y la verdad es que no lo es. En algún momento todo podría llegar a su fin y de nada importaría todo lo que hemos hecho, las guerras, las peleas, serían un total desperdicio; más aún los momentos llenos de alegría y felicidad, se verían reducidos a meros escombros de una enorme edificio que en algún momento era símbolo de gloria y majestuosidad. 

A veces el pensar así me roba el sueño y me produce ataques de ansiedad. Soy un pesimista romántico, si es que eso tiene sentido. Creo que el mundo está jodido, creo que no hay escapatoria, sin embargo me gusta imaginar lo contrario, pretender que todo es una transición para un mejor futuro, donde todos volvamos a ser hermanos y no importe más nada. Un lugar donde el hombre verdaderamente ame al hombre, que no exista odio, donde no haya guerras, una tierra donde libertad no sea un mero concepto teórico, sino más bien, una cuestión práctica. Me gustaría que todo fuera diferente. Sin más que añadir como introducción, déjenme invitarlos a conocer mi historia. Sé que han sido contadas miles como la mía, y la verdad es que no sé si tenga algo especial que ofrecer al público. Sólo una cosa les puedo asegurar: mi historia no pretende conmoverlos, ni siquiera hacerlos reflexionar como aquellas grandes producciones de Hollywood. Mi relato no podría ser protagonizado por Brad Pitt como el personaje principal, ni las mujeres que aquí se describen tienen semejanza alguna con Jessica Alba. No intento impresionarlos, sólo quiero liberarme de la gran carga que llamo mi vida.

Abrí los ojos un 15 de Agosto del año 1990, en la capital mexicana. Ese día no pasó nada importante en el mundo. Mi nacimiento no cumplía profecía maya alguna, ni mi numerología correspondía a ningún elegido espiritual elegido por el Espíritu Santo para salvar al mundo del Apocalipsis. Sólo fui un bebé de peso regular, nacido en un hospital de clase media en la Ciudad de México, cuyos padres habían esperado con gran alegría. Al menos eso me gustaría creer. Pero he de confesarles, mis queridos amigos, que mi padre, previo a mi nacimiento había caído en el vicio del alcohol, pero al contrario de lo que se imaginan, jamás golpeó a mi madre, y nunca estuve en peligro de muerte. El alcoholismo de mi padre cumplía con los estándares del padecimiento conocido como: "alcohólico socialmente correcto". Así es, era uno más de esos millones de personas que beben en reuniones sociales, con el fin de "divertirse", claro que la diversión del que bebe es, siempre, directamente proporcional al daño emocional que provoca a quienes en verdad lo quieren, y obviamente me refiero a mi madre. Quien prefería quedarse en casa y descansar, que ir a fiestas a emborracharse.Así que el embarazo de mi madre se vio envuelto en una atmósfera oscura, pero socialmente aceptada: el hombre será un "fiestero empedernido" y madre era la típica mujer que se había casado con un patán fiestero, al cual no le interesaba realmente el nacimiento de su hijo. Tal vez era la costumbre social en ese entonces, pero me parece que la sociedad necesitaba un cambio de perspectiva. Vamos, nací una década antes de que terminara el siglo, y sin embargo mi padre se comportaba como un perfecto mono. 

Mis primeros 5 años de vida los viví en un departamento al sur de la Ciudad. Mis dos padres trabajaban y mi hermana era 10 años mayor que yo, así que ella debía asistir a la escuela, por lo que mi madre se vio obligada a recluirme en una de esas guarderías, donde personas ajenas se encargan de criar chiquillos indefensos, hijos del nuevo orden, donde ya no era prioridad atender a los pequeños, sino conseguir dinero para poder sobrevivir. Esa era sólo una de tantas maravillas que estaba trayendo el nuevo orden: desapego familiar, supongo intentaban fomentar el individualismo, pero la verdad es que lo único que provocaban era un profundo recelo de los nuevos hijos contra sus padres. Digo, ¡vamos, todo mundo lo sabe! los primeros años de vida de un bebé son los que deciden su futura personalidad, y cuando tu primeros años los viviste en brazos ajenos a tu familia, esa futura personalidad no puede ser una muy sana y benéfica. ¡Viva la sociedad moderna!. 

Tengo vagos recuerdos de aquellos primeros años, supongo que mi mente ha decidido reprimir esos años debido al dolor que me provocaron. Hasta la fecha lo pienso y no fue muy agradable compartir con personas extrañas mis primeros logros personales, tales como hablar, caminar, e incluso escribir y leer- Así que los únicos recuerdos tempranos que tengo son, precisamente en compañía de aquellas personas. Tengo agradables memorias con la Señorita Mary, quien era encargada de cuidar mi pequeña persona. Junto a ella recuerdo haber pasado momentos vergonzosos como mojar los pantalones, o manchar mi ropa de comida. Pero ella, siempre, con una sonrisa en su bello rostro, arreglaba mis problemas y me daba ánimos de seguir. Lo único que recuerdo nítidamente es que era uno de los alumnos más destacados de mi guardería. Tal vez no haya sido un logro relevante, sin embargo lo recuerdo bien.

Mi mente comienza a tener menos lagunas en mi ingreso a la primaria, debido a dos situaciones: la primera es que, ya no vivía en ese departamento al sur de la ciudad, aunque seguía viviendo por esos rumbos, ahora mi familia se había mudado a una casa más espaciosa y con un patio, que para ese entonces, me parecía enorme. De ese patio tengo mil y un recuerdos, y aunque, lo confieso, la mayoría de esos recursos consisten en mi jugando solo en el patio, o en mi cuarto son recuerdos gratos. Claro, no puedo ignorar la nostalgia que me provocan, pero esos momentos me hicieron quien soy. De pequeño solía amar el jugar fútbol, pero al ser el único varón de mi casa, generalmente jugaba sólo contra la puerta del patio, que hacía de portería profesional. Al ser el único jugador, mi labor era más arduo que el de un equipo, tenía que imaginar, primero, un estadio lleno de aficionados gritando, y haciendo ruido, después, mi mente debía crear un equipo contrario lleno de jugadores perversos que intentaban lastimarme para derrotar a mi equipo, porque claro, yo era el jugador estrella. Así que cuando el árbitro pitaba por el inicio del encuentro mis ojos dejaban de ver un simple portón negro, y en un segundo ese patio de 10x5, se convertía en un estadio de magníficas dimensiones. Cada vez que anotaba gol el mundo entero se estremecía a mi alrededor, de igual manera, al ser herido por alguna mala jugada de los contrarios se desataba un descontento universal, y todos pedían su expulsión. Recuerdo con gran alegría a primera vez que gané un mundial…

Aunque el fútbol no era el único deporte que me gustaba, era el único que podía jugar en un espacio tan reducido con sólo un balón y una puerta, pero eso no quiere decir que era lo único que hacía. Como cualquier otro niño de mi edad jugaba mucho tiempo dentro de mi habitación con juguetes arquetípicos, hombres con ojos azules y cuerpos musculosos que combatían contra las fuerzas del mal. Estos encuentros no eran tan espectaculares como mis partidos futboleros, porque las plásticas personalidades de mis instrumentos me aburrían sobremanera. Así que, los convertía en luchadores profesionales, en vez de estúpidos militares fascistas, claro que en ese entonces no tenía ni la más mínima idea de qué era un fascista, eso lo supe hasta mucho después, pero me enorgullece poder decir que desde entonces pensaba que el militarismo era algo desagradable. 

Poco tiempo después llegaron a mi vida los videojuegos, e irónicamente mi vida calló en un ocaso, debido a que mis padres comenzaron a pelear. Mi primera consola de videojuegos fue el supernintendo, donde como era de suponerse pasaba horas frente al televisor pretendiendo ser un jugador internacionalmente reconocido. Sí, no era tan grandioso como imaginar un estadio en el patio de tu casa, pero al menos te hacía sentir acompañado.

Imagino que por mi relato el lector podría imaginar que mi vida era solitaria en una manera casi exagerada, y he de aclarar que no fue así. Aunque esos recuerdos los tengo almacenados en mi memoria inmediata, no por eso ha de suponerse que toda mi infancia la sufría en una soledad irreparable, al contrario. Cundo ingresé a la escuela primaria, comencé a hacer amigos por doquier, era de los chicos populares. Recuerdo que me gustaba estar con todos los de mi salón, jamás fui de aquellos mocosos, que gustaban de seleccionar a sus compañeros, o de los que hacían sentir mal a los demás. Por el contrario, me gustaba relacionarme con todos por igual.

jueves, 2 de diciembre de 2010

Playlist para decadentes del nuevo mundo.

1.-  Paint it Black - The Rolling Stones

2.- I'm Waiting For My Man - The Velvet Underground

3.- Subterranean Homesick Blues - Bob Dylan

4.- Tighten Up - The Black Keys

5.- Little Lion Man - Mumford & Sons

6.- Las Ratas - Adanowsky

7.- Music When The Lights Go Out - The Libertines

8.- Fuck Forever - Pete Doherty

9.- Timothy - Jet

10.- Burn - Nine Inch Nails

miércoles, 1 de diciembre de 2010

Superación Personal

La última vez que publiqué esto fui interrumpido y no quedó para nada como quería. Así que, esta es la buena.

El viento es frío a mi alrededor. La noche oscura y en el cielo no se ven las estrellas, pero no lo digo metafóricamente, en verdad no se ven las estrellas. Pero ¿a quién le importa? nadie voltea al cielo últimamente, al menos no que yo sepa. Bah. Ese no es el punto de estas lineas, que de por sí carecen de sentido. Creo que no hay punto.

¿Alguna vez has pensado que a lo largo de la historia se han contado tantas anécdotas que parece absurdo seguir contando más? Probablemente todo ya ha sido contado. Historias de sexo, de amor, de odio, de pobreza, de injusticia, de violencia, etc. Como sea. Tal vez hemos llegado a la decadencia, lo cual no es necesariamente malo, ¿sabes?. Puedo asegurar que esa vieja incertidumbre de no saber qué pasará mañana es justamente lo que necesitamos. La cómoda vida burguesa se ha encargado de estupidizar al hombre, a tal grado que la genialidad vivida en siglos anteriores parece casi inexistente en nuestros tiempos. Lo de hoy es ser estúpido, inculto, materialista, sexual, alcohólico y además, falso. ¿Por qué? Sólo basta con encender el televisor, abrir youtube, o leer los periódicos para comprender que tan bajo ha caído el mundo. Y bajo aquellos recuerdos de una sociedad vieja en la que el hombre solía tener un propósito estoy yo.

Sí, antes no me pasaba muy seguido, peor ahora es cosa de todos los dñias el despertar y pensar que nada tiene sentido en el mundo, ¿sabes? Escoger una carrera, conocer gente, hacer amigos, buscar una pareja, ser el orgullo de tus padres, ser un ejemplo para la sociedad, tomar y beber, para convertirte en el héroe de tus amigos; coger con cualquiera que se te ponga en frente, tener un cuerpo estético, ser guapo, ser vacío, criticar a los demás, sentirse superior. Son tantos los caminos de hoy en día que la verdad, estoy cansado de elegir. Quisiera escoger no escoger, pero eso mismo sería una elección.

¿Cuál es el punto?

Probablemente esta sea otra depresión de fin de año, inofensiva, nada interesante para el ojo ajeno. Y creo que ese es el mismo punto. ¿Has notado cuan insensibles nos hemos vuelto? Recuerdo que existió un tiempo en el que el asesinato de alguna persona afectaba de manera profunda a la sociedad. Todos guardábamos luto, pero ahora es el pan de cada día. Gente muere, gente nace, y todo nos sabe igual. Eso es decadencia.

Esta vez no tengo palabras positivas para intentar vislumbrar una luz al final del túnel, esta vez no tengo ganas de nada. Estoy cansado.

domingo, 28 de noviembre de 2010

:D

El cielo dibuja un hermoso paisaje
allí a lo alto, donde ningún hombre puede llegar.
El sol, irradia energía a millones de humanos
que han olvidado, si quiera, mirar.

En aquel hermoso cuadro,
las nubes viajan tranquilas, relajadas
parece que no les preocupa nada, y son.

Bajo aquél paraíso, vivo rodeado de gente.
No conozco a nadie, nadie me conoce.
Soy sólo un fantasma que ronda por las calles
con la cabeza baja y el espíritu taciturno.

Aquí, nadie conoce la belleza real,
aquí, todos usan máscaras como en un carnaval
pero nadie ríe, nadie goza.

Aquí no existe el sol, ni las nubes.


martes, 23 de noviembre de 2010

Noche.

Cuando la luna ilumina la noche; cuando la oscuridad lo cubre todo a mi alrededor, me transformo, me convierto en alguien más. Ahí, donde nadie me ve puedo ser quien yo quiera. No existen ojos que juzguen, ojos que reclamen atención, no existe Dios, ni el diablo. Nada, sólo soy yo y mi mente.

Perdido en las penumbras del mundo camino sin rumbo, no busco nada, no quiero llegar a ningún lado. Los crujidos que emiten las hojas cuando camino sobre ellas hacen la armonía de la dulce música que me acompaña.

¿En qué me he convertido?, ¿Quién soy?

La oscuridad es tan intensa que no veo ni mis manos, estoy perdido. Abrir los ojos o cerrarlos, es exactamente lo mismo, así que camino con los párpados cubriendo mi alma. Me niego a ver con mis ojos que han sido manipulados por el mundo, ya no puedo ver con tanta nitidez como cuando era sólo un niño.

Ahí en plena oscuridad veo un ser que brilla con una luz que proviene de él mismo, se acerca, y me toca el hombro. Sonríe. Lo reconozco, soy yo. Es mi pasado. Juntos conversamos un rato, sentados sobre un tronco caído. Reímos y recordamos los viejos tiempos. Después de un rato, algo en mi empieza a detestar a esa persona, así que, me levanto para seguir adelante, pero él me golpea por la espalda, yo regreso el golpe, pero él lo esquiva. Sigo caminando, ya no me ataca, ahora se ha puesto tras de mi para alumbrarme el camino. Creo que sé a donde voy.

En medio de un pequeño escenario rodeado de árboles, encuentro un espejo enorme, con el marco de oro y un enorme zafiro en la punta. Con el pasado atrás, logro ver mi reflejo, y no me reconozco. No sé quien es aquél que veo. Lloro, lloro. No sé quién soy. Quiero abrazar el pasado, pero éste se aleja. Lleno de una furia incontenible, arrojo una piedra al espejo. Éste al romperse, provoca un ruido ensordecedor, grito con toda mi fuerza. Ahora ya no necesito que algo me diga cómo me veo, o qué soy. Simplemente lo sé. No me interesa saber qué soy.

. . .

lunes, 15 de noviembre de 2010

Cuentos Cortos.

Aquel día pensé en tus ojos, y se me iluminó el camino. De pronto me encontraba en medio de un paisaje hermoso, era un campo lleno de flores y pasto verde. Ahí, en medio de tanta belleza, se postraba una iglesia con una inmensa cruz sobre ella.
 Entré a ese extraño lugar para entender porqué la cruz. Una vez dentro percibía un olor molesto, olía a odio. Allí decenas de practicantes escuchaban el sermón de un hombre vestido con ropas ridículas, quien escupía enunciados llenos de odio. Todos escuchaban con las cabezas agachadas y asentían a todo lo que aquel hombre decía sin siquiera cuestionarlo. Caminé dentro de aquellos muros que mostraban pinturas del sufrimiento de un humano, al cual lo azotaban y coronaban con una corona de espinas. Me pregunté, ¿por qué habrían de exponer esas imágenes?, ¿Será acaso que intentan hacer sentir responsables a los demás por su sufrimiento? o, tal vez intentan fomentar el odio contra todo aquel responsable de sus pesares.

 No importaba, quería huir de ese lugar en cuanto antes, pero en mi huida noté una especie de cubiculo, donde había dos personas, una de ellas iba ridículamente vestida y la otra parecía consternada, mientras le relataba una a una las anécdotas de diversión que parece había tenido. El sujeto del disfraz escuchaba metódicamente mientras se tocaba bajo sus pantalones y pedía que le "confesara" más cosas.

Huí despavorido de ese lugar del diablo, corrí a lo más alto de la colina donde por fin me sentí seguro. Cerré los ojos y le recé a Dios, para que me protegiera de toda esa gente lunática, que sólo se dedicaba a sembrar el odio y a pedir dinero a sus practicantes. Respire hondo y me sentí más vivo que nunca, nada malo podría pasarme, Dios está conmigo, el podrá protegerme de la gente que acude a esas "iglesias".

martes, 9 de noviembre de 2010

Diablo de diablos.

Sentado en mi trono de mierda,
veo pasear las almas en pena.
Río y juzgo a los demás
sin verme en el horrible espejo
me da terror ver reflejado en él mis más temibles secretos.

Cierro los ojos, me acompaña un ángel.
Siento su caricia sobre mi piel,
me provocan una santísima erección
la caricia no para y el placer crece a cada instante.
Logro conocer el cielo desde el infierno
el placer es el cielo.

El placer es crear tu propio universo,
manipular la realidad a tu antojo.
El sujeto da significado al objeto,
el objeto adorna el mundo.

Sólo soy un objeto,
pero creo el mundo a mi imagen y semejanza.
Me siento en mi trono de mierda,
observo a las almas en pena, que pasan frente a mi
y las amo...

domingo, 7 de noviembre de 2010

Paul Simonon


Guns Of Brixton

When they kick out your front door
How you gonna come?
With your hands on your head
Or on the trigger of your gun

When the law break in
How you gonna go?
Shot down on the pavement
Or waiting in death row

You can crush us
You can bruise us
But you'll have to answer to
Oh, Guns of Brixton

The money feels good
And your life you like it well
But surely your time will come
As in heaven, as in hell

You see, he feels like Ivan
BORN under the Brixton sun
His game is called survivin'
At the end of the harder they come

You know it means no mercy
They caught him with a gun
No need for the Black Maria
Goodbye to the Brixton sun

You can crush us
You can bruise us
But you'll have to answer to
Oh-the guns of Brixton

When they kick out your front door
How you gonna come?
With your hands on your head
Or on the trigger of your gun

You can crush us
You can bruise us
And even shoot us
But oh- the guns of Brixton

Shot down on the pavement
Waiting in death row
His game was survivin'
As in heaven as in hell

You can crush us
You can bruise us
But you'll have to answer to
Oh, the guns of Brixton


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miércoles, 3 de noviembre de 2010

Fuentes.

Me cago en la concha de tu madre.


Recuerdo que hace no mucho tiempo solía ser una persona optimista, bondadosa, cautelosa y hasta empática. Incluso en ocasiones, prefería guardar mis quejas y resentimientos para evitar conflictos con los demás; prefería la armonía a la guerra. Le huía al malestar. La paz y el amor eran mis motivos de existencia. Sí, lo sé, suena a mierda hippie, ¿verdad?. Pues así pensaba. Meditaba, era vegetariano, no intoxicaba mi cuerpo. En fin, era una persona en búsqueda de la armonía espiritual y la paz entre los hombres.

Ahora río de dolor, al observar cómo he cambiado con el tiempo. Antes pensaba que la gente que utilizaba esa frase que dice: "el mundo roba tu bondad con el tiempo", eran unos amargados clichés. Pero me duele aceptar que esto es verdad. El mundo se ha encargado de endurecer mi blando corazón. Ahora miro con ojos diferentes la vida. Me caga la estupidez humana, escupo en la religión y vomito en la cara de aquellos súbditos de la televisión. He de aclarar que el término "súbditos de la televisión" no se refiere únicamente a las personas que dedican su tiempo libre para ver la televisión y escapar de la realidad, no, no. Cuando ocupo este término hago alusión a todo tipo de persona que ha caído en la trampa televisiva, la cual (según mi mente) obliga al individuo a odiar a su prójimo, a marcar diferencias entre los hombres; crear guerra social, presumiendo de conocimientos, dinero, posesiones, conquistas, etc. Esas personas que de alguna manera, o por alguna razón, se consideran más valiosas que sus semejantes, me provocan unas nauseas insoportables. ¡Han caído en la trampa y no lo ven!.

¿Recuerdan las épocas de los 60's, cuando la juventud se reunía en masas (que no es igual a muchedumbre) para apelar por sus derechos y generar una revolución? Entonces también recuerdan, indudablemente, las opresiones por parte del gobierno para detener fenómeno tan peligroso para ellos, ¿cierto? La unidad entre la gente siempre ha sido y será el miedo más grande de los gobernantes, porque, el pueblo unido, es más poderoso que mil bombas nucleares. Entonces, los medios de comunicación junto con los poderosos, conspiraron para generar guerra entre los hombres, ya no por diferencias de raza o género, sino por posesiones, conocimientos, etc, es decir, enaltecieron la individualidad, pero no una individualidad sana, sino, una individualidad enfermiza que dicta: "yo soy mejor que tu porque yo_____ y tu no". ¡BAH!. Me cago en tu cara.

¡Despierten, cabrones! No hay nadie mejor que tu, no existen niveles. Todos valemos lo mismo. Sí, todos somos muy diferentes, de acuerdo. Pero eso no significa que tú eres mejor que alguien más. Así que basta de pretensiones inútiles, de máscaras, de escudos de metal para defender la "zona de confort". Basta de querer hacer guerra, ¡basta!.

Mejor, reunámonos todos, por igual, convivamos. No importa su tu eres médico graduado de la mejor universidad del continente y que tu vecino sea un simple taxista. Son lo mismo. Ambos son seres humanos, ambos tienen un alma, ambos tienen aspiraciones y ambos tienen miedos. ¡CARAJO!

Vivamos juntos, durmamos juntos, amemos juntos; soñemos juntos, creemos juntos, evoluciones juntos. Es la única esperanza para mejorar este puto mundo marica. Gobernado por egoístas que sólo buscan poder. De nada sirve el poder en una sociedad basada en el amor.

Sí, ya sé. Este escrito no tiene sentido, seguramente tiene muchas contradicciones, pero creo que el mensaje es claro. BASTA DE PENDEJADAS, ATRÉVANSE A VIVIR.

Lo siento si en estas líneas no cuidé aspectos como gramática, puntuación o sintáxis, lamento que no sea lo mejor que he escrito. Me vale un carajo. Lo escribí para desahogarme un poco, y con la esperanza de que alguien comprenda el mensaje y se levante con el corazón en alto para detener la estupidez.

Soy un soñador, un idealista. Vivo en un mundo que no encaja con mis ideas, pero se que tu también.

lunes, 25 de octubre de 2010

¿De qué sirve la furia si es contenida?


A veces hay que dejar a un lado lo que dicta el cerebro y pertenecer.


viernes, 22 de octubre de 2010

Foto.

Perdido, camino perdido por la ciudad sin rumbo alguno. No quiero llegar a ninguna parte, sólo quiero caminar con la cabeza baja, mirando el piso y dejando el pasado atrás. Pero no es el pasado quien me agobia y me desgarra por dentro, es el presente una horrible pesadilla a la que he caído, y donde todavía no logro ver la salida. No existe luz después del túnel. No existe salida. Enciendo un cigarrillo y me doy cuenta que ya es de noche, ¡pero que bella es la noche!, ¡magnífico disfraz, la oscuridad! Ahí, bajo ese manto esplendoroso no se distinguen caras, no importan las sonrisas falsas, ni las pretensiones. En la oscuridad todo es lo mismo, y la nada lo es todo. Ahí es donde quiero estar, en la nada, porque soy nada. Me gustaría poder llamarme humano, persona o individuo, pero sería un intento fallido para describir mi ser. La historia de la humanidad está llena de perversiones, matanzas, dinero, poder, y nada de eso me interesa. No me interesa el poder. ¿Quién soy yo para postrarme por encima de los demás?

Después de caminar un largo rato, entro en un pequeño bar. Lo primero que noto al entrar es la falsedad en los rostros ajenos, todos ríen, todos hablan, pero nadie dice nada, todos presumen ser algo, todos quieren ser algo. Es como ver en la televisión un programa sobre la vida salvaje, donde los machos y las hembras utilizan sus mejores tácticas para llamar la atención; donde todos están al acecho para asesinar al más débil de los salvajes. Me repugna. Me siento directamente en la barra para evitar ver a la muchedumbre. Pido un whiskey en las rocas y lo saboreo como si fuera la hostia divina, el elixir de la vida que me consederá la vida eterna. Siento cómo recorre mi garganta ese sabor amargo, lo disfruto plenamente.

Una vez, más miro alrededor, nada cambia, son las mismas caras marcadas por la muerte, las mismas risas ahogadas en la miseria. Nada que me impresione. Sigo mirando alrededor, algo en la muchedumbre me provoca morbo. Cuando empiezo a encabronarme, veo una pequeña moneda de oro brillar al fondo del lugar, su cara me parece muy diferente a las demás, ella no oculta nada, pero no muestra mucho. Sus ojos color marrón brillan de una manera peculiar e inocente. Su cuerpo brilla como una estrella en el cielo lleno de oscuridad. Tomo otro trago de mi elixir y me dirijo directamente hacia ella. Cuando llego a dos metros de distancia, noto que en su mesa está sentada una manada de animales repugnantes, quienes voltean, de pronto para preguntarme "¿Qué quieres?". Los ignoro por completo, no me interesa dirigirme a bestias, así que busco la mirada de aquella bella criatura y le pregunto, '¿Te gustaría salir a  fumar un cigarrillo conmigo?' . Ella no contesta, voltea la mirada, da un trago a su bebida y se para sin decirme nada, yo la sigo, como hechizado, se dirige a la puerta del lugar, saca un cigarrillo de su cajetilla dorada y me dice: "¿y bien?, ¿qué tienes que ofrecerme?". Me  impresionó la suavidad  de su arrogancia y por un momento me quedé sin decir nada, hasta que ella levantó la ceja en espera de mi respuesta, y le dije: "Me acerqué a ti, porque tu rostro parece ser real, no usas máscara". Cuando terminé de decirle esto, uno de los cerdos de su mesa salió a buscarla y le pidió que regresara. Al ver el torpe andar de aquél individuo reí para mis adentros. Ella le dijo que regresaría en un minuto, después de que terminara su cigarro. El hombre asintió, dirigió la peor de sus miradas hacia mi persona como amenazándome, yo le sostuve la mirada hasta que entró de nuevo al lugar.

- ¿Cómo te llamas?, pregunté, al tiempo que soltaba una larga bocanada de humo.
- Alejandra, contestó. ¿tú?
- Yo me llamo Héctor.
- Y dime Héctor ¿qué te trae por aquí? no aparentas ser como los hombres que frecuentan este tipo de lugares decadentes.
- La verdad, ni siquiera se cómo llegué aquí, salí a dar un paseo sin rumbo y llegué, estaba apunto de irme del lugar cuando te vi, no pude contener las ganas de acercarme y conocerte.
- ¿Qué viste en mi que te llamó la atención?
- Tu mirada no parece la de una bestia asquerosa, como la del resto de las personas ahí congregadas, pareces ser inteligente, y además, eres muy bella.
- Eres el primer hombre que deja en segundo plano mi atractivo físico. Por lo general todos se acercan a mi diciéndome lo guapa que soy, es repugnante.
- Lo sé, las personas sólo se guían por lo que sus miopes ojos alcanzan a ver, yo en cambio me rijo por mis instintos puros, que desechan lo vulgar,

Apenas terminé de enunciar aquella frase y ella sacó una pluma de su bolso, tomó mi mano para escribir algún garabato, me miró a los ojos por un largo rato sin decir nada y después se fue de nuevo hacia su mesa. Me quedé helado por un instante, leí lo que decía en mi mano, y era exactamente lo que imaginaba: su número telefónico. Tomé mi celular y lo guardé al instante.

Retomé, pues, mi caminata nocturna dirigiéndome a casa. Por un instante había olvidado la insoportable vida que llevaba. Llegué a mi apartamento, me despojé de mis ropas y me acosté desnudo en mi cama. Encendí la televisión para quedarme dormido y recordé su rostro. El simple hecho de memorar su cara me excitó de sobremanera, provocándome una enorme erección, así que me masturbé pensando en su rostro y recordando su delicioso cuerpo.

Al día siguiente, me levanté y olvidé que había dormido desnudo, de manera que, al salir de mi apartamento para recoger el periódico noté que estaba desnudo aún. Un frío aire de invierno me lo recordó. Cuando caminaba de regreso una vecina salía del ascensor y al verme gritó como si jamás en la vida hubiera visto un cuerpo desnudo, maldijo mi persona en repetidas ocasiones, e incluso me llamo inmoral. Yo la ignoré por completo, pues sus palabras me parecieron la más grande estupidez cristiana del mundo. Vomité en sus zapatos, y sin ofrecerle una disculpa, regresé a mi hogar. Cerré la puerta y cociné el desayuno.

Cuando dieron las dos de la tarde, decidí continuar con mi trabajo, tenía que seguir buscando mujeres para que trabajaran como modelos en unas fotos que quería publicar una revista. Así que cogí el teléfono y marqué un par de números sin recibir respuesta. Después de buscar más números de agencias de modelos, pensé en llamar a Alejandra. Tal vez ella estaría dispuesta a hacer el trabajo, estaría dispuesto a pagarle con intereses por su participación. Tomé el teléfono, lo coloqué junto a mi oreja y marqué los dígitos que había escrito en mi mano. No reconocí la voz que contestó la llamada, así que amablemente pedí por Alejandra, recibí una respuesta un tanto extraña: "¿Para qué la quieres?" Jamás había escuchado a alguien enunciar esa pregunta cuando pedía que me comunicaran con alguien. "Sólo quiero ofrecerle un trabajo", contesté. Al minuto escuché su arrogante voz. "Hola", dijo simplemente. "Hola Ale, soy Héctor, ¿me recuerdas?, pregunté. "Claro que te recuerdo, estúpido, apenas en la noche nos conocimos, dime ¿porqué tardaste tanto en hablarme?". Le contesté que no había encontrado ningún pretexto para hacer la llamada, ella contestó: "no necesitas pretexto alguno". Le dije sobre el trabajo, ella dijo que la encontrara en un café a las 4 de la tarde. Quedamos de acuerdo y colgamos.

Inmediatamente encendí la ducha para darme un buen baño de agua tibia, esta ocasión era especial. No se trataba de otra jornada laboral donde fotografiaba chicas sin cerebro para una revista sin contenido. Esta vez tomaría fotos de una mujer tan inteligente, como bella, para una revista de arte y música. Sería  un buen día...

miércoles, 20 de octubre de 2010

Lo mejor que puedes hacer es hacerlo.

Lluvia de ideas sin órden alguno. No hay orden.


Pregúntale al Diablo.




¿Como te gustaría morir?

Feliz, realizado.


La vida es tan mágica y efímera que lo único que se puede hacer es disfrutar cada instante. Si tu propósito es postergar la vida cuida tu cuerpo, tu mente y tu espíritu. Sino, vive rápido y muere joven.



¿Te importaría salir con una chica bisexual?

Creo que las mujeres tienen una tendencia más fuerte hacia la bisexualidad, sólo que pocas lo aceptan. Para contestarte, no, mientras me guste.

Adiós ataduras morales absurdas, Todo ahora, nada para mañana. La vida es hoy.

¿Existe el porno para mujeres? ¿Que lo diferencia?

Buena pregunta. Supongo que sí, aunque el porno realmente está dirigido a los hombres, creo que las mujeres también se pueden excitar al ver secuencias sexuales, ¿no? Por ejemplo, ¿fuiste al cine a ver twilight? Sí.... yo si (jaja) y cada vez que el hombre lobo salía sin camisa, parecía que todas aquellas mocosas mojaban un poco sus pantaletas.

El placer es sinónimo de pureza.


si existe el porno con abuelos, el porno con enanos, etc, puede existir el porno con payasos??? y komo seria eso?

Chistoso, ¿no?
La risa es el alcohol del alma.

"No existen leyes, ni religiones. No existe nada. Sólo tú le das propósito a ti vida"



Mierda. 


Hoy me levanté abrí los ojos y dormí de nuevo. Este mundo no es digno de mi. 

domingo, 17 de octubre de 2010

Humo.

   Fumo un cigarrillo, mientras veo cómo se escapa el humo que sale de mi boca, y que forma figuras que me invitan a crear historias. Veo caras familiares, criaturas monstruosas y fragmentos de mi.




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A cada bocanada siento que se me sale un poco más de vida, pero que más da algún día habré de dormir eternamente.

lunes, 11 de octubre de 2010

Porno.

Existen cosas en al vida que ciertas personas se niegan a observar. Este pequeño relato retrata una realidad que para muchos es desagradable, yo pienso que es parte de la sociedad decadente.

Porno.


   Me desperté a las 2 de la tarde. Crudo, afónico, desnudo y solo en mi habitación. Me levanté directo al baño para mear, levanté la taza para no salpicar y lo logré. Regresé a mi habitación, la cual apestaba a tabaco, cerveza y sexo, a pesar de que había despertado solo, tenía la sensación de que anoche me había acostado con alguien. La verdad no logro recordarlo, de hecho no recuerdo lo que pasó ayer.

   Leí un rato a Nietzsche, pero me aburrí, no quería desperdiciar un día encerrado en casa leyendo, así que tomé unos pantalones de niña que estaban en el piso (no estoy seguro si eran míos o no, la verdad no importa), una playera arrugada y me puse mis converse viejos.

   Una vez en la calle, vomité por la repulsión que me causaba el mundo exterior: todos con sus lindas ropas planchadas, cabello engomado y zapatos impecables; sonrisas falsas y pláticas superficiales. Vomité en plena calle, sobre los pies de un "hombre de negocios" que portaba arrogantemente un traje italiano. Lo miré a los ojos y le ofrecí una disculpa. Seguí caminando y a mi alrededor sólo existían personas de plástico, parecían anuncios publicitarios, cada quien vendía una idea, o anunciaba alguna marca, era asqueroso. "Nuevos tenis milagrosos para bajar esos kilos de más", me vale verga, pinche mundo jodido. Pero yo no puedo hablar de eso, no puedo negar que yo no ayudo a mejorarlo. Mi vida se reduce a pedas, tabacos, viejas, libros y cine. Nada más. Tal vez pertenezco a la pinche masa, igual y sólo soy un decadente pretensioso más. Como sea, no importa.

  Les decía, que caminaba por la calle, no dije a donde iba, pero no importa. Decidí mirar mis pies al caminar, porque las caras lánguidas de la muchedumbre me abrumaban en verdad. Lo hice por unos segundos, pero me aburrí. Sí, lo sé patético, ¿no? ¿cómo puedo juzgar mi entorno si no puedo si quiera caminar viendo mis propios pasos? no nos metamos en pedos filosóficos, total, estás leyendo mi historia, lo que quiere decir que probablemente estás igual de jodido que yo.

  Por fin llegué a donde quería: una pequeña cafetería pretensiosa, ubicada en cierta colonia pretensiosa. La verdad es que frecuento ese lugar porque siempre hay buena carne, además llevo bajo mi brazo derecho una copia del último libro de Murakami, lo cual me vuelve interesante, y como no me peino, ni me baño, parezco un bohemio moderno, lo cual hace que las feminas se contoneen a mi alrededor pensando que soy el próximo gran director de cine. Bah, me río en sus caras.

  Ordené un té verde y un muffin de chocolate, me acomodé en mi mejor pose de intelectual, mientras prendía un cigarrillo, y funcionó. Al prender el cigarro una chica se acerco sonriente y me pidió un pitillo, yo le dije que tomara los que quisiera, pero que me dijera su nombre a cambio. Ella rió, tomó un cigarrillo y me dijo: "Me llamo Ana, ¿tú?", me llamo Alex, contesté. Siéntate, Ana, pareces ser una persona interesante y yo estoy ávido de interés por ti. Cotorreamos por un par de horas, hasta que por fin solté la punchline ¿Quieres ir a mi depa y tomamos unas fotos locochonas?. Evidentemente contestó que sí, así que pagué la cuenta y partimos juntos a mi casa.
 
   Rumbo a mi casa, comencé a coquetearle enserio para saber si ella quería lo mismo que yo, y resultó que sí, Tomé su mano, primero, luego la abracé de la cintura y besé su cuello. Ella, por su parte me tomó directamente del trasero, yo, por supuesto no ofrecí ninguna resistencia. Llegamos al edificio, entramos al elevador y empezamos a fajar. Se volvió a abrir la puerta en mi piso y entramos por la puerta. Ella se avalanzó en uno de mis sillones y encendió otro cigarrillo, le ofrecí whiskey en las rocas y bebimos juntos. Fui por mi cámara, preparé las luces para fotografiarla y le pedí que se desnudara, lo hizo sin ningún titubeo. Comencé la sesión pidiéndole que brincara por los sillones, ella brincó hacia mi y caímos al suelo juntos. Sentí el roce de sus senos contra mi pecho y me excité al instante. Hicimos el amor por horas, bebimos y fumamos mota hasta quedarnos dormidos.

  Al día siguiente desperté a la una de la tarde, semidesnudo con una botella de Jack Daniel's a mi lado y unas bragas de mujer. Me levanté directo al baño para orinar. Regresé a mi habitación y recordé el día anterior, así que la busqué por mi casa, pero se había ido, dejó una nota que decía: "Gracias por esta magnífica experiencia", el mensaje estaba escrito sobre su número de celular. Me senté a lleer Nietzsche, todavía en ropa interior y decidí salir por un té...

Aunque parezca anuncio publicitario.

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domingo, 3 de octubre de 2010

Lento




Escribo esta carta, porque necesito un desahogo de mis penas. Los últimos días se han vuelto una total pesadilla, y siento que ya no puedo más. A cada segundo que pasa puedo sentir cómo se me escapa el alma del cuerpo, de poco en poco. El recuerdo de aquellos días tan mágicos se me borra de la mente, y por más que me aferro al recuerdo, parece que éste huye de mí.
Hace meses que no sé nada de ella, mi amada. Y sé que gran parte de la culpa es mía, fui un cretino. Ojalá el tiempo nos vuelva a reunir, y pueda acariciar su dulce cuerpo una vez más.
Su nombre es Denise, y ha sido la mujer más maravillosa que jamás haya creado Dios. Cuando pienso en sus mágicos ojos castaños, y en su suave piel blanca como las nubes, mi corazón gime de dolor al saber que, tal vez, jamás volveré a ser testigo de tal belleza.
La conocí hace apenas dos años, pero fueron los años más memorables de mi corta vida. Recuerdo perfectamente la primera vez que la vi. Fue en una fiesta en conmemoración por la nueva empresa de mi padre, todos los invitados iban impecablemente vestidos y aseados. Era una total gala. Yo, por mi parte, sólo usaba un traje elegante, mi cabello estaba desaliñado como siempre, razón por la cual mi padre me regañó enérgicamente, y me mandó a peinar. Caminé hacia el baño a regañadientes, y mientras maldecía las órdenes de mi papá, la vi. Parecía un ángel en aquel vestido negro, que hacía perfecto contraste con la blancura de su piel.

                                         
             Quedé como hipnotizado por unos segundos. Juro por mi vida que nunca antes había presenciado tal belleza en un ser humano. Así que, me apresuré al baño para peinar mi cabello, y salí en su búsqueda. Pasó mucho tiempo antes de que la volviera a encontrar, pero cuando la vi de nuevo, mi corazón gritó de alegría. En ese momento lo supe, ella era mi mujer, era ese amor que hace que la vida tenga sentido. Me acerqué tímidamente, y la invité a bailar. Ella, al verme, sonrío y aceptó mi invitación.
Bailamos juntos por horas, mientras nos decíamos bromas al oído y nuestros cuerpos coqueteaban en una hermosa danza de romance. Al terminar la velada, me acerqué a ella, la tomé de la mano y la besé. Ella respondió el beso, y así fue que esa noche se volvió en la mejor experiencia de mi vida. Después del beso, le pedí su teléfono. Cuando la vi partir a su destino, mis ojos lloraban de felicidad.
La llamé al día siguiente sin importar parecer desesperado, simplemente no me podía contener. Contestó su madre el teléfono, pedí por ella y escuché su voz. ¡Ah que dichosos mis oídos, pues sólo ellos conocen la dulzura de esas dulces notas!. La invité a salir y ella dijo que sí.
Fuimos a cenar a un restaurante elegante, y a luz de la vela le dije que se había robado mi corazón, que no podía dejar de pensar en ella. Le propuse mi amor. Ella (gracias al cielo) me correspondió y nos declaramos novios y amantes.
Los dos años que duró nuestro noviazgo, fueron tan maravillosos y felices, como el lector puede imaginarlos. Mis recuerdos de aquellos días están inundados de risas, alegrías y buenos momentos. Pero como todo en la vida, esa felicidad llegó a su fin. ¡Oh qué tonto fui al dejar que se me escapara tan tierna criatura!.
El grave error de mi vida lo cometí en una noche de borrachera desenfrenada. Harto de la ligera rutina a la que había comenzado a caer, decidí salir de fiesta con mis amigos.



            La noche comenzó tranquila, éramos todos buenos amigos. A la fiesta no acudió mi amada, porque, quise disfrutar de un día sin ella. (¡Oh cuánto me arrepiento!) Así que, como era de esperarse mis inhibiciones bajaron a cero, y me sentí libre.
Mientras pasaban las horas, el ambiente de fiesta fue creciendo, así como las botellas de alcohol se fueron consumiendo, y de pronto todos estábamos sumergidos en una profunda borrachera. Y fue ahí cuando una mujer se acercó a mi y comenzamos a conversar. Ella era agradable, pero jamás podría compararse siquiera a mi bello ángel. Las copas se fueron vaciando y la plática comenzó a subir de tono. El coqueteo de fiesta no se hizo esperar, así que nos abrazamos y besamos en las mejillas. Yo sabía que estaba errando, más en esos momentos no me importaba nada. Estaba sumergido en un éxtasis etílico.
De pronto, recuerdo haber subido con ella a una de las habitaciones de la casa donde se llevó a cabo la tertulia. Nos besamos mundanamente y comenzamos a desnudar nuestros cuerpos. Sí, pasó exactamente lo que el lector se imagina. ¡Maldigo esa noche de lujuria!.
Al día siguiente desperté en mi cama sin recordar cómo había llegado ahí. Me dolía la cabeza, mi estómago estaba revuelto y mis labios completamente resecos. Evidentemente sufría de una horrible resaca. Mientras caminaba hacia la cocina para servirme un sal de uvas, recordé mi aventura. El corazón se me detuvo por unos instantes, me sentí mareado y vomité, no a causa de la resaca, sino del asco que provocó en mi recordar esa horrible traición. Me odié completamente, entré en pánico. Arrojé varios vasos a la pared para desahogar mi furia. Lloré descontroladamente por unas horas. Después, más tranquilo medité un rato sobre qué hacer. ¿Debería de decirle? Si lo hacía, tendría que apartarme de su lado, no podría vivir sabiendo que cometí acto tan atroz.



Después de una larga introspección, decidí llamarla para contarle la verdad. La cité en una cafetería cercana a su casa. Ella llegó con su belleza delirante, como era de costumbre. Y yo, yo no pude verla a los ojos. Tomé su mano, la acaricié, como quien sabe que va a perder una mina de oro, con lágrimas en los ojos le relaté mis fechorías. Jamás olvidaré la expresión de dolor en sus ojos. Fue lo más horrible que jamás haya visto.
A diferencia de lo que había previsto, ella me dijo que podía vivir con ello, “fue sólo un error de borrachera, creo que soy capaz de vivir con eso”, me dijo. Pero yo no podía vivir con la culpa. Le dije que lo mejor era que nos separáramos por un tiempo, mientras encontraba auto-perdón por mis errores. Pagué la cuenta y la dejé, la miré de reojo mientras salía del lugar y el mundo perdió color.
Han pasado dos meses ya desde que escuché por última vez su voz. Y todavía no logro olvidar mi pecado. Con estas líneas espero dar alivio a mis penas, para correr a su lado, libre de culpas. Incluso escribí un ligero poema para conmemorar su existencia.
¡Dichoso el momento en que Dios creó su más bella obra!,
¡Los cielos brillaron más que nunca aquél día!
Los ángeles cantaron a coro la más dulce melodía,
Todo el mundo se alegró al verte nacer, ¡oh mi querida!
Miré tus ojos, y nací en ese instante
Supe, pues, que serías mi amada.
Robé de tus labios una dulce sonrisa
Fui el hombre más feliz, y reí, delirante
¡Ojalá que tus ojos jamás lloren, mi vida!
¡Que tu historia sea plena por siempre!
Si eso falla algún día, querida
Prometo sacrificar por ti mi más bello diamante
Mi más grande deseo, cariño
Es verte feliz toda la vida.
                                                                                                         

domingo, 26 de septiembre de 2010

Nuevo Nacimiento

En los pasados días, así como en los siguientes, mi meta principal es cambiar mi auto-concepción de lo que soy capaz de hacer/sentir/lograr/pensar/crear. Así que quienquiera que lea estas absurdas líneas, será testigo de una mutación espiritual, una transformación intelectual, donde busco dejar a un lado la razón y las ataduras que me impiden ser.

Todo a mi alrededor resulta ser una enseñanza, de hecho si pones atención y te fijas en las cosas importantes del día a día, todo es una enseñanza de vida. Cada persona que pasa a tu lado, cada problema que se presenta en tu camino, cada cosa que ves, es una lección. Nada pasa por casualidad. El truco consiste en abrir los ojos al mundo y observar el significado de la vida entre las cosas. Lo cual me ha llevado a plantearme algunas preguntas.

¿Qué es la vida?

¿Qué espero de la vida?

¿Qué hago para conseguir lo que quiero?

¿Cómo vivir en sociedad y vivir la libertad?

¿Qué es la felicidad?

Me gustaría tener la respuesta a estas preguntas, tal vez cuando sea viejo y sabio pueda contestarlas, pero hoy...hoy me declaro un ignorante; más aún, ahora me doy cuenta de que sólo soy un bebé, que recién nace al mundo. Ya soy lo suficientemente adulto para declararme recién nacido, ignorante. Pero eso me anima más de lo que me deprime.

Últimamente he pensado en la vida y la muerte, y cómo es imposible hablar de una sin pensar en la otra. Lo cual me lleva la gran conclusión: "La muerte acaba cuando la vida brilla". Quiero brillar por siempre. No importa si soy joven o viejo; rico o pobre; soltero o casado. Quiero brillar por la eternidad, ser una estrella inmortal que viaja por el universo y regala su luz a quien es capaz de observarla. Hoy soy sólo un bebé, me abro al mundo. Ya ha pasado el parto que fue duro, ahora viene la gloria que es la vida.

Hoy por fin existo.

martes, 21 de septiembre de 2010

El parto a la vida.

Mi primer acto mágico:

Cansado de ser un molde que repite sus acciones en cada ocasión, decidí suicidarme. Matar a esa persona que decía ser yo. Lo maté a cuchillazos lentos en el pecho. Ahora está en un ataúd, pudriéndose, pero hoy soy libre de ese cadáver.

Mi experimento consistió en tomar un muñeco de mi pasado, pintarle "YO" en la frente, para simbolizar mi cuerpo. Lo deshice a golpes, grité de furia. Tomé un cuchillo y lo maté. Me maté. Es lo mejor que he sentido en mi vida.


Adiós cadenas sociales, ya no necesito de ustedes.

Hoy soy un hombre nuevo, perfecto, bueno, malo.

Hoy vivo.

He dejado atrás la vieja concepción de mi ser.

Porque me he acuchillado el corazón, me vi desangrando bajo mis propias manos.

Hoy he dejado atrás el cadáver exquisitó que alguna vez fui

Hoy estoy lleno de vida.

¡Bendigo al mundo y sus placeres!

¡el mayor placer de la existencia es vivir!

Siento mi pecho ardiendo de alegría

Hoy Soy

Hoy Nací

Hoy no tengo nombre

Hoy no tengo etiquetas

No sé quien soy, pero existo.

Me abro al fin

Mi corazón es un templo

¡Hoy nací!


HOLA MUNDO

lunes, 20 de septiembre de 2010

Hagas lo que hagas, no le digas a nadie.

Hagamos un trato, guardemos el secreto. No voy a anunciar esta entrada en ningún lado, así que si lo lees, es que tal vez lo que escribo te gusta. Y si te gusta lo que escribo, probablemente tu manera de pensar es similar a la mía, por lo que me gustaría compartir ideas contigo. En verdad, me gustaría saber quien me lee.

Dejo una recomendación musical. Es Adanowsky, la rola: me siento solo.

sábado, 18 de septiembre de 2010

La vida eterna

La vida y la muerte son conceptos paradójicos que el ser humano gusta de explorar. No podemos disfrutar la vida sin saber que la muerte espera cautelosa, a ponerle fin a nuestros días.
El placer y la libertad, tienen que ir siempre de la mano, sino, vivimos un engaño eterno.
 ¡Vivamos siempre al límite!. La vida es hoy.




¡Malditos años!


¡Malditos días!




LA VIDA ETERNA

    En medio de la oscuridad de una caverna, encadenado, desnudo y sólo. En eso se había convertido la vida de Alejandro. Desde ahí sólo alcanzaba a percibir la luz a la salida de la cueva. Todos los días abría los ojos sólo para recordar los viejos tiempos de libertad. Su memoria más preciada era ese día en que rió como un niño acompañado de su alma gemela Daniela, a quién días después dejó de ver.

    Cuando niño, Alejandro era feliz. Sus padres lo amaban con la ternura más dulce jamás vista en este mundo. Su papá Gabriel y su madre María, lo recibieron en brazos un 15 de Agosto al anochecer. Aunque parezca sorprendente, Alejandro recordaba algunos sucesos de aquel día, podía ver en su memoria el preciso instante en que el doctor le provocó el llanto con la típica nalgada que lo despertó al mundo del hombre; un mundo nuevo y maravilloso para sus inocentes ojos. Ese día el mundo gritó de alegría, al menos el mundo de los Marquez, su familia. Todos los integrantes del linaje esperaban a poder cargarlo. Alejandro fue concebido en un ambiente de amor puro.

   Su infancia fue, sin duda, memorable. Creció en el calor de una familia llena de amor por la vida. Vivió sus primeros años en la casa de sus padres, ubicada en Coyoacán, México. Ahí lo acompañaban (además de sus padres) su abuelo  paterno y su tío por parte de su madre. El recinto era una construcción hermosa, tenía un jardín lleno de pasto, flores y árboles frondosos, en la parte trasera. Por el frente, el sonido del agua se hacía notar, gracias a la fuente que se ubicaba justo a unos metros de la entrada principal. El decorado interior de la casa era algo extravagante, ya que sus padres eran artistas de vanguardia, así que abundaban los cuadros surrealistas pintados por su madre y, los afiches de películas dirigidas por su padre. Una biblioteca enorme, llena hasta el tope de libros, ya sean enciclopedias o novelas y cuentos para niños, vio crecer al pequeño Alejandro, gracias a que desarrolló una gran curiosidad por las letras, y solía pasar horas enteras encerrado en esa habitación. El primer libro que leyó fue "El Principito", y a partir de ahí su creatividad jamás conoció el límite.

   Cuando ingresó a la escuela primaria, Alejandro ya sabía leer y escribir a la perfección, por lo que el estudio jamás fue un problema para él. Era querido por sus profesores, y admirado por sus compañeros, ya que además de ser un niño prodigio, destacaba por ser una persona de gran corazón y alegre por naturaleza. Gustaba de participar en clases y organizar juegos con sus compañeros.

   En una ocasión su madre viajó a Los Ángeles, a hacer una exposición de sus obras, y decidió llevar al pequeño Alejandro con ella. A sus 13 años jamás había salido de México, de manera que descubrió un mundo totalmente diferente al que había imaginado. Conoció artistas de vanguardia, amigos de sus padres, costumbres diferentes y despertó su amor por las mujeres, al conocer a Sarah, una pequeña de su misma edad, hija de un productor de cine independiente. Su encuentro fue casual, se empezaron a hablar porque estaban aburridos del mundo de los adultos. (Alejandro, como mencioné antes tenía una facilidad increíble para las letras, por lo cual a su corta edad era ya completamente bilingüe.) Primero se hablaron para ir a jugar x box en una de las habitaciones del hotel. Mientras jugaban, comenzaron a sentir el hormigueo del romance, y dejaron a un lado el videojuego para conocerse mejor. Compartieron risas y abrazos, en un juego inocente de seducción. Alejandro tomó la mano de Sarah, la miró a los ojos y le dijo, sin rodeos, - me gustas mucho, a lo que ella respondió - tu también me gustas mucho. Acercaron sus labios como lo habían visto en las películas y se besaron tiernamente. Sintieron por primera vez en la vida el amor. Alejandro se enamoró perdidamente de Sarah, para él en esos momentos, no existía mujer más bella que ella. Había entregado su corazón a esos ojos azules que lo miraban llenos de inocencia y melancolía. Se besaron y abrazaron durante horas hasta quedar dormidos tomados de la mano.

  Despertaron al día siguiente juntos, platicaron un rato, hasta que llegaron los padres de Sarah buscándola para irse del lugar. La fiesta había terminado a las 10 de la mañana del día siguiente, algo a lo que ambos estaban habituados debido a los compromisos sociales de sus respectivos padres. Alejandro lloró al verla marchar, justo antes que ella atravesara la puerta, cruzaron miradas y sonrieron. En ese momento supieron que jamás volverían a verse, pero su corazón guardaría ese recuerdo por siempre.

   Al regresar a su casa en Coyoacán, Alejandro escribió poemas pensando en su amada, mismos que mostró a su padre emocionado y, éste los miró con ternura y le dijo: - "Hijo mío, me siento orgulloso de tu corazón, sin duda eres hijo de tu padre, romántico y de corazón puro, sigue escribiendo, puedes llegar lejos". Alejandro sintió gran orgullo, siempre se sentía importante cuando su padre aprobaba sus actos. En los días siguientes llenó todo un cuaderno de poemas dedicados a su niña.

    Cuando cumplió quince años de edad, Alejandro decidió hacer una fiesta en su jardín, así que invitó a todos sus amigos  para celebrar y, claro, como era de suponerse para ese entonces ya conocía los vicios del alcohol y el cigarrillo. Gustaba de beber y fumar, aunque nunca había sufrido una gran borrachera, porque pensaba que era estúpido beber para no recordar; el bebía para recordar con satisfacción las noches de parranda.
  
    Esa fiesta fue memorable para él. Al caer la noche comenzaron a llegar los invitados, algunos traían regalos como discos, libros, ropa, botellas, etc, pero eso no era lo importante de esa noche. Alejandro era oficialmente un joven adolescente, por lo cual las hormonas dominaban su pensamiento. Esa noche iba decidido a perder su virginidad. El día anterior tuvo una plática con sus padres respecto a su sexualidad, en la cual le hicieron saber la responsabilidad que viene con el placer. Siempre tuvo plena confianza en sus padres, por lo que ellos sabían perfectamente sus intenciones y le regalaron su primer paquete de condones, le aconsejaron sobre seducción, sin olvidar mencionar que el sexo siempre será mejor si se practica con alguien a quien ame profundamente. Comprendió lo que sus padres le quisieron transmitir, lo pensó toda la noche y se decidió por hacerlo.

   La chica que le gustaba se llamaba Vanessa, tenía dieciseis años de edad, la había conocido en el colegio y desde que la vio la quiso para él. La primera vez que le habló, se acercó lleno de miedo, pues pensaba que ella era la chica más bella que jamás hubiera visto. Vanessa era una jovencita alta, rubia de ojos azules y un cuerpo desarrollado. Era de las chicas populares de la escuela, y él formaba parte de los "rockeros", grupos aparentemente antagonistas, pero que se admiraban mutuamente. Alejandro había recibido lecciones de guitarra desde muy pequeño, y a los catorce años formó su primera banda, que tocaba covers de canciones de los Beatles, los Rolling Stones e incluso Lenny Kravitz o Wolfmother, y con la cual iba a presentarse esa noche, por primera vez ante público que no fueran sus padres.

   Mientras la fiesta iba creciendo, las botellas se iban vaciando y el ambiente mejoraba, Alejandro coqueteaba con Vanessa, quien respondía de manera notoria a sus caricias y juegos. Para ese entonces Alejandro ya había bebido una cantidad considerable de cerveza y empezaba a sentirse ebrio. Así que reunió a su banda y comenzaron a tocar. El público coreaba las canciones, mientras se armaba el slam, decidió dedicar una canción a Vanessa. La canción se llamaba Are you gonna be my girl? de Jet, esa fue su declaración de amor a Vanessa, quien al escuchar la dedicatoria se sonrojó y miró tímidamente a la banda. Cuando terminó la canción, Alejandro caminó hacia ella, sonrieron juntos y la besó. Todos en la fiesta observaron la escena y algunos rieron, mientras que otros aplaudieron. Ellos se besaron sin importar nada.

   Las bebidas seguían fluyendo, pero Alejandro ya no quería beber. Necesitaba gozar de sus cinco sentidos para disfrutar el momento. Platicó un largo rato con Vanessa, mientras se besaban y se acariciaban, la seducción empezó a subir de tono, por lo que la invitó a su habitación, Vanessa aceptó la invitación y subieron juntos las escaleras hasta llegar a su cuarto. Cerraron la puerta con seguro, apagaron las luces y comenzaron a besarse apasionadamente y sin pudor. Lentamente, se despojaron de sus ropas hasta quedar completamente desnudos. Alejandro estaba impresionado, era la primera vez que tenía una mujer desnuda ante sus ojos, e igual era la primera vez que se desnudaba ante una mujer como ella. Acariciaron sus cuerpos, mientras descubrían juntos el sexo, hasta que Vanessa le confesó al oído:

 - Soy virgen, ¿sabes?.
- No te preocupes, yo también. Pero me gustas mucho, en verdad, y me gustaría perder mi virginidad contigo.
- A mi también me gustas mucho, pero me da miedo... vamos a hacerlo despacio, ¿te parece?
- ¡Claro!
- ¿Tienes condones?
- Sí, aquí están.- Sacó un condón del cajón de su escritorio. Abrió la envoltura y lo colocó cuidadosamente en su falo.
- Eres hermosa Vanessa, creo que eres lo más hermoso que he visto en mi vida.
- Gracias, eres muy lindo, ¿sabes? nunca había conocido a alguien tan tierno como tú.
- ¿Estás lista? - preguntó nervioso.
- Sí, hazlo.

   Y así fue como Alejandro descubrió el placer sexual. Amó con todo su corazón a Vanessa y juntos hicieron el amor por un largo tiempo, exploraron sus cuerpos, intentaron posiciones, incluso rieron ante la ridiculez de su ingenuidad.

   Más tarde esa noche la fiesta terminó, Vanessa regresó a su casa en compañía de sus padres y sintió en su corazón una gran alegría. Alejandro, por su parte durmió con una sonrisa de satisfacción, esa noche había dejado la inocencia atrás.

    Al día siguiente, Alejandro compuso una canción de amor para Vanessa, con la cual pretendía hacerla su novia. Se engalanó con sus mejores ropas, peinó su larga cabellera, tomó su guitarra y partió hacia casa de Vanessa. Una vez fuera, llamó a su celular para pedirle que saliera, ella sorprendida, corrió a la puerta de entrada, él comenzó a tocar su canción, después la miró a los ojos y besando sus manos le preguntó: '¿quieres ser mi novia?'. Ella, emocionada, nerviosa y enamorada contestó: ¡¡Sí!! Juntaron sus cuerpos una vez más, y se besaron. Ambos fueron felices por un largo tiempo como novios. El romance duró tres años.

... continuará.