domingo, 23 de mayo de 2010

Sol

La eterna búsqueda de un corazón brillante que no pide, sólo se entrega, no comercia ni hace trueques, sólo da amor a quien pide amor. Es el eterno resplandecer de un creciente sol de verano, que lleva consigo la fuerza de mil almas blancas y no mira atrás, porque sólo existe el ahora y ahora es eterno. Una luz que ansía la muerte más gloriosa del universo y gracias a ello se vuelve inmortal, porque la muerte de sentido a la vida, la vida eterna.

Todo brilla con ese resplandor que calienta los cuerpos e ilumina los corazones de los hombres y mujeres que aman, que conocen, que osan y se entregan, que cortan sus viejas redes y saltan al vacío, donde nada es necesario, donde todo es amor. Ahí habita Dios, es ese el reino de los cielos. Brilla por siempre.


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