Mientras decía no se qué pendejadas, besé sus labios. Eran tan suaves que sentía que besaba una nube. Su lengua hacía remolinos dentro de mi boca, yo sólo disfrutaba, dejé que ella se hiciera cargo del placer. Mientras más nos besábamos, más excitado estaba, a tal punto que me fue imposible esconder la erección que tenía, así que saqué mi sexo, y casi inmediatamente, Julia empezó a besarlo....
La verdad, no me interesa expresar mis intimidades sexuales, seguro alguno de ustedes quisiera saber más. ¿Tuviste sexo anal?, ¿terminaste en su boca?, esas preguntas se las dejo a la imaginación. Piensen lo que quieran. No importa.
Llámenme depresivo, pero creo que el sexo ha perdido su significado, al menos para mi. Me explico:
Sí, está rico coger con una mujer bella, con buenas tetas y que te la chupe. Pero...¿y? El placer termina al momento de eyacular. Es vacío. Efímero. Así que, siguiendo con mi relato, queridos amigos, les cuento que una vez terminado el sexo, prendí un cigarro Benson dorado, al inhalar el humo sentí cómo moría por dentro. Sexo casual con una perfecta desconocida....soy una puta. Accedí sin siquiera pensarlo, sólo porque sabía que podía, es detestable. Al momento de exhalar el humo por la boca, sentí asco de mi. Corrí al baño a mirarme al espejo y miré a un fracasado que sólo piensa con su pene. ¡Qué patético!. Soy el cliché de macho. El típico hijo de puta que anda por la vida cogiendo con cualquiera que acceda. ¡CERDO!....
Así que, salí del baño y disimulando mi terror interno, invité a Julia a cenar, es lo menos que podía a hacer para alejar el asco que sentía. Tal vez conociéndola más, me sentiría bien, quizás no es sólo una puta más, pensé. Ella aceptó la cena, no sin antes robar una bocanada de mi cigarrillo y deambular mi apartamento completamente desnuda.
En el baño tengo una foto de Johnny Cash pintando dedo. Siempre he pensado que esa es la actitud que uno debe de tener al cagar, ¿sabes?. No es que esté profanando al hombre de negro, sino que esa furia, esa rabia, se concentra en el estómago y ayuda a expulsar la mierda. No lo sé, no se lo que digo. Les confieso, oh mis pequeños compañeros, que estoy hasta la madre de heroína. Al momento que terminó la cena con Julia, me sentí tan deprimido que corrí a las calles de la Roma con mi dealer para conseguir una buena dosis y perderme.
¿Qué pasó en la cena? No lo recuerdo, sólo veía las tetas de Julia, porque sus palabras eran aburridas. Hablaba de música con una pretensión palpable, como si quisiera impresionarme, era patético. Me sentí un idiota al haberme impresionado en primera instancia porque ella gustaba de Lou Reed. Siempre he tenido ese problema, ¿saben? Cuando conozco a una persona, pregunto por sus gustos personales, y en base a ello me hago una idea de cómo debe de ser. Por ejemplo: si alguien dice ser fan de Muse, automáticamente lo tiro de pendejo, ¿por qué? porque me caga Muse, porque pienso que son una fusión nauseabunda de Queen y Thom Yorke. Es mi opinión personal, nunca he dicho tener la razón. Sé que estoy mal, pero no lo puedo evitar. Así que cuando Julia dijo que le gustaba Lou Reed, pensé que era una mujer con actitud, con cerebro e ideas. ¡Oh cuán equivocado estaba!. Resultó ser una snob más, mientras bebíamos café, me contaba de sus viajes a Europa, del Museo del Prado y lo maravilloso que era Berlín. No entendía que a mi me valía madres, no porque tenga algo contra Europa, sino que sus palabras resonaban en la cueva de su cabeza y me hacían sentir solo. Lo único que llegaba a mis oídos era el eco de su cerebro.
Les confieso algo, mis únicos amigos, soy una persona solitaria, funciono mejor solo, pero lo irónico es que tengo la pulsión de siempre estar rodeado de gente que detesto. Mis parejas, siempre han tenido algo en común: son vacías. Mis amigos: alcohólicos. Nadie que conozca me interesa realmente. Todos me parecen aburridos.
Solamente una persona me ha cautivado, Alejandro. Pero él ya murió, se fue. ¡Qué importa! Ese hijo de puta me dejó más solo de lo que estaba.
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