lunes, 12 de julio de 2010

Pesadilla.

La historia que estoy a punto de compartir, queridos lectores, no es sólo una historia más para el olvido; se trata más bien de un relato fuera de lo normal, en un contexto surrealista, pero que tiene una dosis de verdad que a cualquiera pondría los pelos de punta. Comencemos, pues.

Conozco, o ¿debería decir creí conocer? a Franco desde que ambos teníamos 12 años de edad, recuerdo perfectamente la primera vez que lo vi, lucía un cabello radicalmente colorido, saltaba a la vista de inmediato. Estaba teñido de azul y lo usaba totalmente despeinado, se que tal vez no suene tan espectacular, pero tengan en mente que era un niño de apenas 12 años con cabello azul, fuera de lo común, ¿no?. De cualquier manera, sabía que había algo fuera de lo común en aquel chico por lo que en días siguientes intenté acercarme a el. La primera vez que hablamos fue de manera meramente casual, era el recreo en el colegio y todos queríamos jugar fútbol y, por supuesto el tenía un balón, así que todos nos acercamos a él y logramos que jugara con nosotros, a la hora de formar los equipos me tocó estar en su contra, siendo el portero y yo delantero, así que coincidimos en varias jugadas, y mientras el partido avanzaba los ánimos fueron subiendo hasta llegar al punto de que en una jugada nos agarramos a golpes y tuvieron que separarnos. Sí, lo sé, un mal inicio, ¿no? lo curioso es que eso mas bien rompió el hielo entre los dos y empezamos a hablar con más facilidad que antes y al paso del tiempo nos convertimos en buenos amigos.

Al terminar la primaria, nos inscribimos en la misa secundaria y el destino conspiró para reunirnos en el mismo salón de clases durante los 3 años de estudio. Tiempo en el cual consolidamos nuestra amistad y llegamos a ser buenos amigos. Juntos salimos con chicas por primera vez y esta ocasión la recuerdo claramente. Los dos fuimos chicos más bien tímidos en cuestiones de mujeres, por lo que siempre que nos acercábamos a alguien que nos llamara la atención lo hacíamos en equipo para que resultara más fácil desenvolverse con ellas. Así que tomamos valor y nos acercamos a dos chicas, la que me había gustado era de tez clara, cabello negro y ojos cafés claro, en esos momentos me pareció la mujer más hermosa del mundo, de manera que cuando logré cruzar palabras con ella me sonrojé de inmediato, pero no fue muy importante, en fin. Caminamos con ellas un rato, pues las conocimos en un centro comercial cuando de pronto Franco se alteró de manera repentina, respirando agitadamente y me dijo que se tenía que ir urgentemente, me despedí de las chicas y lo ayudé a llegar a su casa. Una vez dentro de su hogar se tranquilizó y trató de disculparse conmigo, mencionando que sufría de una especia de ataques de pánico incontrolables. Lo tomé con seriedad, pero no le di gran importancia pues pensé que se debía a su carácter tímido.

Y ahora que lo relato, vienen a mi memoria numerosas ocasiones similares, donde salía huyendo del lugar donde estábamos para tomar un respiro. La primera ocasión donde realmente sentí miedo, fue cuando en una fiesta de compañeros de preparatoria todos habíamos bebido alcohol en exceso así que nos era difícil reaccionar correctamente y noté que franco se sentía mal, así que tambaleándome acudí a ayudarlo pero el me empujó violentamente y caí al suelo, no le di importancia pensando que todo ello era efecto del alcohol, pero el comenzó a llorar, como si algo terrible hubiera sucedido. - No importa, no me pasó nada, le dije. - No es eso.... es sólo que..., dijo entre sollozos y lágrimas. ¿Es sólo que qué?- insistí. Te voy a confesar lo más terrible que me ha pasado en la vida, ¿ok? Pero tienes que prometer que no se lo dirás a nadie. Lo prometo, dije sinceramente. Mis ataques se deben a que cuando era pequeño vi como violaban a mi tía en la calle, fue después de una reunión familiar, ella iba saliendo de mi casa camino a su carro, cuando repentinamente, un tipo se le acercó y la violó, ella gritaba, pero era tanto el ruido de la fiesta que nadie la escuchó, ni a mi, que también gritaba por ayuda. Es lo más horrible que he visto en el mundo ¿sabes?. Y cada vez que recuerdo eso me vienen esos ataques de nervios...

Pasaron unos días antes de que nos habláramos después de esa conversación, en parte tal vez porque ambos estuvimos ebrios y no sabíamos con certeza si el otro recordaba lo sucedido, así que en un pacto silencioso decidimos olvidarlo y seguimos como si nada.

Nuestra gran amistad se vio interrumpida al llegar la hora de inscribirse a la Universidad, pues nuestros interesas eran diferentes, así que nos alejamos un poco. Y fue ahí cuando todo empeoró, las veces que nos veíamos generalmente era en fiestas, así que los os bebíamos alcohol en exceso y fumábamos cigarrillos mientras hablábamos de cualquier cosa, en una ocasión mientras platicábamos un tipo se acercó a nosotros e intentó robarnos, yo me quedé paralizado pues, gracias al alcohol, no entendía muy bien que estaba pasando, mientras el tipo se acercaba tratando de intimidarnos Franco perdió el control y se lanzó encima del tipo golpeándolo con una rabia impresionante, los golpes no paraban y el tipo había dejado de responder hace ya un rato. Me acerqué a Franco para tratar de detenerlo, lo tomé por la espalda pero el seguía golpeando al tipo, finalmente logré separarlo, pero se separo de mi, sacó una pistola de la cintura y disparó al hombre tres veces en el rostro. Después me tomó del brazo y me dijo 'corre'. Y lo hice, escapamos y no volvimos a hablar de eso nunca.

Tiempo después, me enteré que Franco había comenzado a consumir drogas y a beber diario. Por lo que intenté mantenerme alejado de él un tiempo, temeroso a que me volviera a hacer cómplice de otra de sus locuras. Y así pasaron meses, hasta que un día en la tarde, lo vi dentro del campus de mi universidad, entusiasmado corrí a su encuentro. Nos pusimos a platicar un rato sin tocar ningún tema serio, hasta que finalmente le pregunté -¿qué haces aquí?. Me dijo que sólo había venido a visitarme, porque no respondía sus llamadas. Me excuse inventando una historia de que mi celular se había descompuesto, etc; al perecer creyó mi historia y ya olvidado el asunto, habíamos planeado ir a un bar. Cuando pasaron junto a nosotros tres hombres que nos miraron con ojos retadores y prepotentes, a lo que ambos respondimos con lo mismo y los retamos con las miradas, pero los hombres pasaron de largo aparentemente y olvidamos el asunto. Nuestros encuentros se volvieron costumbre, de manera que era muy común que nos paseáramos por el campus bromeando y coqueteando con chicas. Hasta que en una ocasión coqueteamos con unas amigas que al parecer habían notado nuestros encuentros y nos invitaron a comer con ellas. Fuimos con intenciones de ligar así que el coqueteo se volvió más agresivo, hasta el punto en que ellas terminaron sentadas en nuestras piernas y nos besamos, estábamos listos para ir a casa de Franco para seguir la 'fiesta' ahí, pero nos topamos con los tipos que había mencionado y nos empezaron a amenazar, aparentemente las chicas eran sus novias. Respondimos a sus agresiones y llegamos a los golpes, todo fue muy intenso y violento pero ibamos ganando, así que decidimos dejarlos ahí tirados a mitad de la calle y seguir con las chicas.

Y lo hicimos, pero después nos persiguieron en un carro, decidimos seguirles la pelea y les aventamos el carro para que se bajaran, y lo hicieron. Pero Franco se veía alterado, las manos le temblaban y le costaba trabajo respirar, al notar esto uno de los tipos le gritó: '¿qué pasa tienes miedo mariquita?', aparentemente esto provocó más ansiedad en Franco, quien buscaba entre sus bolsillos sus pastillas para relajarse, al no encontrarlas cerró los ojos e intentó controlar su respiración, pero los tipos se acercaron a nosotros y empezaron a golpearme con un bat, cuando Franco notó esto corrió violentamente hacia ellos e intentó separarlos de mi, eran dos de ellos los que me golpeaban por lo que yo realmente no podía hacer nada. Franco no podía alejarlos tampoco, porque lo amenazaban con el bat. Pero eso no fue suficiente sacó la pistola de su cintura y la apuntó hacia el que me estaba golpeando ordenándole que se alejara de mi. Pero el tipo se resistía riéndose y provocando su ira golpeándome más, así que Franco disparó al rostro del tipo consiguiendo acertar 2 tiros en pleno rostro y el otro tipo intentó huir asustado pero lo alcanzó una bala de la pistola de mi amigo y calló al suelo. Yo no podía moverme mucho debido a los golpes, pero logré incorporarme, pero Franco me dijo, descontrolado toma la pistola, ¡deténla! Yo me negué porque no quería que mis huellas digitales quedaran marcadas, porque se escuchaban sirenas, entonces me disparó en una pierna y me dijo 'vete a la verga'. Y esas fueron las últimas palabras que me dirigió.

Ahora, 5 años después he tenido alucinaciones donde él se mete a mi casa e intenta asesinarme, todas las noches lo veo respirando ansiosamente frente a mi, como pensando en si debe hacerlo o no. Aunque no estoy seguro si es un sueño, alucinación o en realidad viene. Porque al escribir estas palabras acabo de notar que en el suelo, frente a mi cama está tirada una tarjeta de crédito a su nombre...¿será cierto?...¡Dios, tengo miedo!... Esto no puede estar pasando... intentaré llamar a la policía.... no, el teléfono no sirve...no puede ser real, debe de ser efecto del ansiolítico,... escucho una respiración cerca de mi...



1 comentario:

Anónimo dijo...

muy buen relato deberias volverte un escritor de novelas o algo asi tienes talento