lunes, 26 de julio de 2010

No existen los héroes.

30/07/2010

Caminaba por la calle en un día lluvioso, pero ni siquiera intentaba cubrir mi cuerpo. Nada importaba en esos instantes. Mi cabello goteaba por la lluvia y mis tenis estaban empapados; así llegué a mi casa, un departamento de dos habitaciones que habito en compañía de mi soledad. Desnudé mi cuerpo, tomé una breve ducha (para evitar resfriados) y me dispuse a leer Bukowski, cuando el teléfono sonó y era ella. ¿Qué se supone que debía hacer? ¿Contestar alegremente y fingir que la vida seguía circulando por mi cuerpo? o ¿despojarme de máscaras inútiles y mostrarle cuan arruinado estaba?...Decidí no contestar.


Y al día siguiente recobré las fuerzas, al menos un poco y me decidí por salir a continuar con la monótona vida que me vi obligado a vivir. Todos los días era lo mismo: despertar, desayunar, ejercicio, trabajo, comida, trabajo y dormir. Así que lo hice, con la efectividad hasta ese entonces acostumbrada, sin novedad alguna. Como siempre en la oficina todos nos sonreíamos con risas hipócritas y odios contenidos. Comí un sandwich carente de sabor y un refresco carente de nutrientes. Llegué a casa, encendí un cigarrillo, apague las luces y puse música a un volumen que lograra inundar la habitación. Mis pensamientos volaron ese día, como el humo que huye de mis labios al fumar.

¿Esto es mi vida?

¿En esto me he convertido?

¿Acaso soy un borrego más?...¿En qué momento perdí mi identidad? Se que solía tener una mente, una voz y un espíritu, más ahora, me veo reducido a cenizas restantes de lo que algún día fue un gran imperio.

Quisiera sonreír por un instante y pretender que todo está bien, que el mundo tiene esperanza, que la gente ama sinceramente, que yo existo y no soy sólo un papel.

Hoy dormiré, con la esperanza de que al abrir los ojos todo será distinto.



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