lunes, 9 de agosto de 2010

Todo mi mundo pende de un hilo,
cuyo extremo izquierdo es
el mundo material, es decir, lo que veo.
Y el otro es el plano mental, o
lo que no percibo con mis sentidos.

No quiero pertenecer en sociedad. No quiero ser encasillado. No quiero ser parte de un rebaño.

Pero existo.


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