miércoles, 19 de enero de 2011

1.1

Una vez aclaradas sus dudas, o al menos las mías. Sigamos con el relato, si les parece.

Así que estoy solo. No puedo decir que es algo nuevo y que siento que la soledad es la muerte en vida y todas esas patrañas. La verdad siempre me he sentido solo, que no es lo mismo a platear: "siempre he estado solo". Existe una enorme diferencia, verán, estar solo implica que uno es incapaz de entablar una relación interpersonal con los demás, es decir, la persona se ve aislada a casa de su inexistente habilidad para socializar. En mi caso, he vivido una gran parte de mi vida solo, porque así lo elegí. No me gusta el contacto superfluo con la gente, no me gustan las palabrerías de cafetería dónde sólo se chismosea sobre el prójimo. No me gusta hablar de noviazgos, ni de qué pendejada dijo quien. Esas cosas me parecen intrascendentes y estúpidas. Así que cuando hablo con alguien, procuro que sea una conversación significante, que toque temas importantes, y por importantes no me refiero a temas históricos, ni banalidad esnobistas, sino a temas del ser, del alma, filosofía, esoterismo, magia...blah. ¿Alguna vez has escuchado hablar de Hades, el dios del inframundo? bueno pues, me identifico con este personaje. Soy obscuro, no me importa llamar la atención. Existo en un mundo donde dominan las sombras y lo oculto. Soy la línea que divide la vida de la muerte. Pero no me quiero desviar mucho del tema. Les decía, he escogido llevar una ida en soledad, hay algo en as reuniones sociales que me repugna y me provoca huir de la situación. Ya sea física o mentalmente, siempre que me siento incómodo desaparezco. Ingiero alcohol hasta reducir cualquier indicio de represión, ingiero drogas para encontrarle color a las cosas, etc. A lo que quiero llegar es que la vida que uno "tiene que llevar" me repugna. Ser un buen hijo, un buen amigo, un buen novio, un buen esposo, un buen padre, un buen abuelo, un buen muerto...

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No puedo dejar de pensar.

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