miércoles, 3 de agosto de 2011

Crónicas de un empleado aburrido

Despertar, desayunar, sufrir.
dulce rutina que me has atrapado en cuatro paredes
de ti son mis sueños y
tuyos mis desvelos.
No puedo esperar a que sea viernes para
profanar tus muros y hablar mal de ti.
Pero secretamente y con ansias,
regresaré el lunes temprano
a encerrarme en mi carcel
donde escapo de la realidad.
Y no hago nada nuevo,
perdí el sentido de novedad.
Querida agonía lenta,
todo te lo llevas sin más.
Por unos pesos he vendido mi alma
a la sociedad.



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